Para ti caminante.

Conocer el camino no nos hace más sabios, andarlo con virtud, nos transforma en maestros.

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jueves, 15 de mayo de 2014

LA FUNDACION DE LA JERARQUIA Las diversas energías que actúan sobre el ser humano y producen su desenvolvimiento, constituyen su campo de experiencia. Estas dos palabras - desenvolvimiento y experiencia - debieran estar siempre vinculadas, porque de una deriva la otra. Mientras persiste el sometimiento a la experiencia en el mundo de la forma, tiene lugar un desenvolvimiento paralelo de la conciencia. Debido a que dicho desenvolvimiento origina constantes cambios de comprensión y la consiguiente y constante reorientación hacia un nuevo estado de conciencia, conduce necesariamente a nuevas experiencias - experiencias de nuevos fenómenos, nuevos estados del ser y condiciones dimensionales hasta ahora desconocidas. De allí la frecuente reacción del discípulo al hecho de que no hay aún para él un lugar de paz. La paz fue el objetivo del aspirante atlante. La realización es el objetivo del discípulo ario, el cual nunca puede permanecer estático ni descansar; constantemente se ajusta a nuevas condiciones; continuamente aprende a actuar en ellas, y luego encuentra que desaparecen para dar lugar a nuevas. Esto continúa hasta establecer la conciencia en el Yo, en el Uno. Entonces el iniciado se conoce a sí mismo como la Unidad observadora, y vigila el fenómeno fantasmagórico de la Vida en la forma. Pasa de una sensación de unidad a una de dualidad, y de ahí nuevamente a una unidad más elevada. Primeramente, el Yo se identifica con el aspecto forma, a tal punto que desaparece toda dualidad en la ilusión de que el yo es la forma. Tenemos entonces la forma, constituyendo aparentemente todo lo que existe. A esto le sigue la etapa en que el yo, que internamente mora, empieza a ser consciente de sí mismo como también de la forma; entonces hablamos en términos del yo superior y el yo inferior, del yo y sus envolturas, del yo y el no-yo. Esta es la etapa dual del aspirante y del discípulo, hasta el momento de entrenarse para la tercera iniciación. Comienza con el conocimiento de que es una entidad espiritual confinada en una forma. Su conciencia, durante un largo período de tiempo, es predominantemente la de la forma. Gradualmente va cambiando - tan paulatinamente que el aspirante aprende la lección de resistencia (hasta el punto de soportar el no-yo), y llega una vida equilibrada en que ninguno de los dos predomina. Esto produce en el hombre un estado de aparente negatividad e inercia, que puede perdurar durante una vida o dos, donde parece que poco realiza en un sentido u otro, pero para el trabajador es una indicación valiosa en su trato con las personas. Luego cambia el punto de equilibrio y desde el ángulo de su influencia, el alma parece dominar, y todo el aspecto de la conciencia comienza a trasladarse al más elevado de los dos aspectos. Sin embargo, persiste aún la dualidad, porque el hombre se identifica unas veces con el alma y otras con su naturaleza forma; en esta etapa se encuentra ahora la mayoría de los discípulos más sinceros. No obstante es "absorbido" poco a poco en el alma, y entra así en relación con todos los aspectos del alma en todas las formas, hasta que un día se da cuenta que sólo existe el alma, entonces sobreviene el estado superior de unidad. R10 DK