Para ti caminante.

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martes, 4 de octubre de 2022


Separatividad


 El gran pecado de la separatividad está levantando de nuevo su horrible cabeza en todos los países; las minorías abundan y son maltratadas; existen divisiones en todas partes; los partidos reclaman atención y buscan adherentes; los grupos religiosos fomentan las disensiones y tratan de aumentar el número de sus miembros a expensas de otros grupos; los ricos se organizan para controlar las finanzas del mundo; los pobres luchan por sus derechos y mejores condiciones de vida; la tiranía de la política egoísta impregna tanto al capital como al trabajo. Este es un cuadro trágico y verdadero, pero felizmente no es el único, existe otro, cuyo estudio nos conducirá a un renovado optimismo, a una fe constante en los planes divinos y a la belleza del ser humano. En todas las naciones se encuentran aquellos que poseen una visión más clara de un mundo mejor; piensan, hablan y planean en términos de Humanidad, y comprenden que los diversos grupos políticos, religiosos, educativos y obreros, están constituidos por hombres y mujeres que esencialmente son hermanos, aunque sean inconscientes de ello. Observan el mundo en su totalidad y trabajan hacia una inevitable unificación; reconocen los problemas de las naciones grandes o pequeñas, y la difícil situación en que se encuentran hoy las minorías. Saben que el empleo de la fuerza produce resultados que no son realmente eficaces (pues su precio es demasiado elevado) y generalmente transitorios. Se dan cuenta que la única esperanza verdadera es una opinión pública iluminada que debe ser el resultado de sanos métodos educativos y de una propaganda auténtica y justa. Evidentemente no es posible ocuparse de todas las minorías en el campo internacional, ni tratar por ejemplo la lucha que libran las pequeñas naciones para que se las reconozca, y por lo que consideran (correcta o equivocadamente) sus justos derechos. Llevaría años escribir y leer la historia de las pequeñas nacional, y sería la historia de la humanidad. Todo lo que podemos hacer es reconocer que tienen un caso para presentar y un problema que debe ser resuelto, pero la justicia y el juego limpio, la oportunidad y la participación equitativa de los recursos económicos del mundo, serán posibles sólo cuando ciertos principios, amplios y generales, hayan sido impuestos por el peso de la opinión pública.

Los Problemas de la Humanidad.