Para ti caminante.

Conocer el camino no nos hace más sabios, andarlo con virtud, nos transforma en maestros.

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viernes, 28 de junio de 2013

Recuerden que ningún hombre puede ser un discípulo, en el sentido que el Maestro da a esta palabra, si no es un precursor. Responder a la verdad espiritual, experimentar placer en ideales avanzados y aceptar con agrado las verdades de la nueva era, no constituye el discipulado. Si fuera así, las filas de los discípulos se llenarían rápidamente, y esto desgraciadamente no es el caso. Lo que caracteriza al aspirante, que está en el umbral del discipulado aceptado, es la capacidad de comprender las próximas realizaciones que se hallan ante la mente humana; es el poder, moldeado en el crisol de la extraordinaria experiencia interna, de ver la visión inmediata y captar esos conceptos que la mente necesariamente debe revestir, dando al hombre el derecho de ser un trabajador reconocido del plan (reconocido por los Grandes Seres, si no lo es por el mundo); es el logro de esa orientación espiritual, mantenida firmemente - aunque haya perturbación externa en el plano físico de la vida - que significa para Quienes observan y buscan trabajadores, poder confiar a un hombre algún pequeño aspecto del trabajo emprendido por ellos; es la capacidad de sumergirse, [i583] perdiendo de vista al yo inferior personal, en la tarea de guiar al mundo bajo el impulso del alma, lo [e418] cual eleva a un hombre desde el rango de místico aspirante hasta el de ocultista práctico, aunque místicamente orientado. DK


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