Para ti caminante.

Conocer el camino no nos hace más sabios, andarlo con virtud, nos transforma en maestros.

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viernes, 6 de diciembre de 2013

Cuando un Maestro desea encontrar a quienes están capacitados para recibir instrucción y enseñanza, busca ante todo tres cosas. Si éstas no existen, será inútil toda devoción, aspiración, pureza y formas de vida. Es esencial que todos los aspirantes comprendan estos tres factores y eviten sufrimiento mental y pérdida de energía. 1. El Maestro busca la luz en la cabeza. 2. Investiga el karma del aspirante. 3. Observa su servicio en el mundo. Si no hay indicios en el hombre de que es, denominado esotéricamente, "una lámpara encendida", será inútil que el Maestro pierda Su tiempo. Cuando la luz en la cabeza está presente, indica: a. El funcionamiento mayor o menor de la glándula pineal, que (como bien se sabe) es el asiento del alma y el órgano de la percepción espiritual. En esta glándula tienen lugar los primeros cambios fisiológicos incidentales al contacto con el alma, lo cual se logra mediante el trabajo definido de meditación, el control mental y la afluencia de fuerza espiritual. b. El alineamiento del hombre con su ego - alma o yo superior en el plano físico - en el plano mental, más la subordinación de la vida y naturaleza del plano físico a la impresión y el control del alma. Esto está muy bien explicado en los primeros tres capítulos del libro Cartas sobre Meditación Ocultista y debe ser estudiado por los aspirantes. c. El descenso de fuerza mediante el sutratma, cordón o hilo magnético, desde el alma al cerebro, a través del cuerpo mental. Todo el secreto de la visión espiritual, correcta percepción y contacto, consiste en una debida comprensión de la afirmación anterior y, por lo tanto, los Aforismos de Yoga de Patanjali es siempre el libro de texto de los discípulos, iniciados y adeptos, porque allí se encuentran esas reglas y métodos que ponen a la mente bajo control, estabilizan el cuerpo astral y desarrollan y refuerzan el hilo del alma, a fin de poder ser un verdadero canal de comunicación entre el hombre y su ego. La luz de la iluminación desciende a la cavidad del cerebro y hace objetivas tres esferas de conocimiento. A menudo esto se olvida, y de allí proviene la indebida aflicción y las interpretaciones prematuras del discípulo probacionista parcialmente iluminado. La luz pone de relieve primeramente, y lleva al primer plano de la conciencia esas formas mentales y entidades que representan la vida inferior, y que (en su conjunto) constituyen el Morador en el Umbral. Así el aspirante se da cuenta, ante todo, de lo indeseable, de su falta de mérito y de sus limitaciones e irrumpen en su visión los componentes malsanos de su aura. La oscuridad interna se intensifica por la luz que brilla débilmente desde el centro de su ser, y con frecuencia se desespera y desciende a las profundidades de la depresión. Todos los místicos atestiguan esto, y este período debe ser vivido hasta que la luz pura del día despeje todas las sombras y la oscuridad; así poco a poco la vida se ilumina y brilla hasta que el sol en la cabeza fulgura en toda su gloria. d. Finalmente, la luz en la cabeza indica haber descubierto el sendero, y al hombre sólo le queda estudiar y comprender la técnica por la cual la luz se centraliza, intensifica, penetra, hasta que oportunamente se convierte en esa línea magnética (parecida al hilo de la araña) que puede ser seguida retroactivamente hasta llegar al origen de la manifestación inferior y penetrar en la conciencia del alma. El lenguaje empleado es simbólico, aunque vitalmente exacto, pero está expresado así a fin de impartir información a los que saben y proteger a los que aún no saben. "El sendero del justo es como una luz brillante" y, sin embargo, al mismo tiempo el hombre debe convertirse en el sendero mismo. Penetra en la luz, se convierte en luz, y actúa como lámpara encendida en un lugar oscuro, llevando iluminación a otros e iluminando el camino ante ellos . DK


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