Para ti caminante.

Conocer el camino no nos hace más sabios, andarlo con virtud, nos transforma en maestros.

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jueves, 2 de noviembre de 2017

Espejismo

En último análisis, vencer parcialmente el espejismo y evadir la total esclavitud, impuesta por la ilusión, indican a la atenta Jerarquía que un hombre está preparado para los procesos de la iniciación. Mientras no se deje engañar totalmente y hasta tanto logre pensar casi libremente, no podrá enfrentar al Ángel que aguarda, y atravesar el portal. Daré aquí una indicación: después de atravesar el portal de la iniciación el discípulo retomará nue­vamente sus tareas en los tres mundos de actividad; allí repite los procesos anteriores ‑brevemente y con comprensión‑ después de lo cual comienza a dominar lo esencial de la siguiente lección iniciática. Estoy dando aquí una copiosa información en forma con­cisa, pues esto es todo lo que puede hacerse en esta época.

Durante largo tiempo, una sensación de dualismo compenetra el ser del discípulo y hace que su vida aparente ser un incesante conflicto entre los pares de opuestos. La lucha entre los opuestos se libra conscientemente en la vida del discípulo. Alterna entre las experiencias pasadas y el recuerdo de las experiencias de la iniciación recibida,  poniendo el énfasis, sobre todo, en las primeras ex­periencias y luego en la última gran experiencia, que colora tan intensamente su vida interna. Durante prolongados momentos es el discípulo confuso que lucha contra el espejismo, y durante breves momentos es el iniciado triunfante.  Descubre en sí mis­mo las fuentes del espejismo, de la ilusión y de atracción de maya, hasta que llega el momento en que se sitúa ante el por­tal y enfrenta las principales dualidades de su propio y particular pequeño cosmos ‑el Morador y el Angel. Al principio teme al Ángel, atemorizándolo la luz que fluye del rostro del Ángel, por­que pone vívidamente de relieve la realidad de la naturaleza del Morador, él mismo. Siente, como nunca lo había sentido, la formi­dable tarea que tiene ante sí y el verdadero significado de la empresa a la cual se ha comprometido. DK

domingo, 8 de octubre de 2017

AGNI YOGA

Cuando se trata de hablar de Dios y de las íntimas motivaciones espirituales del ser humano, hay que recurrir siempre a los símbolos y a las alegorías a fin de que las ideas del macrocosmos y del microcosmos aparezcan lo más claramente posible a la mente del observador. Aún cuando son muchos los tratados místicos, bíblicos y esotéricos que aseguran que "el hombre es hecho a imagen del Creador", la observación de las actividades humanas a través de la historia parece desdecir por completo aquella afirmación y son negadas casi radicalmente por los seres humanos corrientes las íntimas vinculaciones de la criatura humana con el divino Ser, Creador del Universo. Las razones son evidentemente lógicas y no existe ser humano en el mundo, a menos que haya alcanzado una evolución espiritual lo suficientemente elevada, que no se sienta desdichadamente solitario, pese a vivir en el seno de una gran comunidad social llena de estímulos variados y de motivaciones psicológicas. El problema del ser humano podría ser descrito con una sola palabra: "Soledad", una soledad o un sentido de aislamiento tanto más pronunciado cuanto más trepidante sea el dinamismo impuesto a la sociedad humana por efecto de los grandes avances técnicos y de los magníficos descubrimientos científicos. 

Como es evidente para el ser humano de cierto grado de evolución espiritual, en el ambiente social del mundo existe un gran sentimiento de frustración, de desilusión y de profundo desencanto. Las Iglesias del mundo, sea cual sea particular y típica presentación de la Verdad divina y por elevados y trascendentes que hayan sido los Guías espirituales que las inspiraron en el pasado, han fracasado totalmente en su intento de evocar AMOR de los corazones de sus fieles y creyentes. Fracasaron también los sistemas políticos, económicos y sociológicos en su intento de crear óptimas situaciones sociales. La verdad de estos razonamientos está libre de comentarios contraproducentes. Hoy día, rebasado el ultimó cuarto de siglo XX, el mundo se debate en idénticos problemas, crisis, tensiones y antagonismos que imperaron en el devenir de las razas precedentes o en otras épocas de la historia planetaria. Hay todavía, como entonces, guerras, enfermedades, hambre y calamidades por doquier. Los descubrimientos científicos y el desproporcionado avance de la técnica no han evocado un eco similar dentro de los corazones humanos. Existe un desequilibrio general y todavía el odio, la crueldad y el íntimo sentimiento separativo corroe las entrañas de la Raza. Así, en tales condiciones, puede aparecer como un contrasentido el tratar de confeccionar un código de valores humanos basados en la fraternidad, el orden y la justicia. Sin embargo, tal es la tarea eterna que ha de emprender el ser humano que ha logrado contactar ciertas áreas de poder espiritual y darse cuenta de que todos los demás seres humanos están debidamente impuestos de idénticos valores y principios y que, por tanto, también pueden y deben esforzarse por establecer contacto con aquel centro de paz inalterable, dentro del corazón, en donde no existen tensiones, conflictos ni miedo...

Vicente Beltran Anglada

viernes, 1 de septiembre de 2017

En el cuerpo causal o egoico.

Primero, el estudiante debe tener en cuenta la interesante significación del hecho de que él, en el plano físico, es una perso­nalidad activa, con características conocidas y reconocidas, y a pesar de todo es una vida subjetiva que utiliza esa personalidad como medio de expresión y que ‑mediante los cuerpos físico, emo­cional y mental, que constituyen el triple hombre inferior‑ hace sus contactos en el plano físico y así evoluciona. La misma idea general de desarrollo se aplica al yo superior o ego, en su propio plano. Este ego es el gran ángel solar, medio de expresión de la mónada o espíritu puro, como la personalidad lo es del ego en el nivel inferior. Desde el punto de vista del hombre en los tres mundos, este ego o Señor solar es eterno, porque subsiste durante todo el ciclo de encarnaciones; del mismo modo la personalidad subsiste durante el pequeño cielo de vida física. Sin embargo, su período de existencia sólo es relativamente permanente, y llega el día en que la vida manifestada por medio del ego, el pensador, ángel solar o manasadeva, trata de liberarse, incluso de esta limi­tación, y volver a la fuente de donde emanó originalmente.


Entonces la vida que se manifestó como ángel solar, y que por medio de la energía inherente, mantuvo coherente por largas épocas la forma egoica, se retrae gradualmente, y la forma se disipa lentamente; las vidas menores que la constituían vuelven a la fuente general de sustancia dévica, a pesar de la acrecentada­ conciencia y actividad, adquirida por la experiencia de haber sido parte de una forma, y utilizada por un aspecto más elevado de la existencia. Igualmente en el caso de la personalidad, cuando se abstrae la vida egoica, el triple yo inferior se desintegra, y las vi­das menores que forman el cuerpo llamado yo lunar (distinto del yo solar, del que sólo es su reflejo) son absorbidas por la reserva general de sustancia dévica, de vibración inferior a la que com­pone el cuerpo egoico. Análogamente, se ha desarrollado su evo­lución porque ha sido parte de una forma para empleo del yo superior.
Iniciación Humana y solar . DK

lunes, 7 de agosto de 2017


 LA TÉCNICA DE LA PRESENCIA


Al entrar a considerar este tema, el estudiante debe tener en cuenta tres cosas: la existencia de la Intuición, la realidad de la Ilusión y la influyente Presencia. La intuición revela esta Presen­cia por medio del Ángel y, cuando es revelada y reconocida, pone término a la ilusión.

La ilusión no debe ser confundida con el espejismo, se rela­ciona con la totalidad de la revelación. El espejismo puede estar, y a menudo lo está, relacionado con la distorsión de lo que ha sido revelado, pero debe recordarse que la ilusión concierne principal­mente a la reacción de la mente ante el despliegue de la revela­ción,  a medida que el alma la registra y trata de imprimirla en el aspecto más elevado del yo inferior personal. Por lo tanto, la ilu­sión se produce porque la mente no registra, interpreta ni traduce correctamente lo que le ha sido trasmitido y, en consecuencia. constituye un pecado (si puedo usar esta palabra) de las personas inteligentes y muy evolucionadas y de aquéllas que recorren el Sendero y están en proceso de orientarse correctamente; también constituye un pecado de los discípulos aceptados al tratar de ex­pandir su conciencia, en respuesta al contacto con el alma. Cuan­do han "visto a través de la ilusión" (empleo esta frase en su sentido esotérico) entonces están preparados para la tercera ini­ciación.

Nuestro tema, por lo tanto, es la revelación, y quisiera hacer algunas observaciones generales sobre el mismo, debido a que por su intermedio puede ser esclarecido el problema de la ilusión mundial e, incidentalmente, el de la ilusión individual.

El desarrollo de la conciencia humana ha sido progresivo en el transcurso de las épocas, y ha dependido de dos factores principa­les que están relacionados:

1        El gradual desarrollo de la mente humana mediante los procesos de la evolución misma. Esto puede ser considerado como la innata capacidad de aquello que llamamos mente, chitta o sustancia mental, para llegar a ser cada vez más sensible al impacto del mundo fenoménico y a la impresión desde los mundos superiores del ser. La mente es el instru­mento que registra el proceso de “llegar a ser", pero es tam­bién ‑en las etapas posteriores del desarrollo humano- capaz de registrar la naturaleza o función del ser. Por me­dio del intelecto se revela el proceso de llegar a ser; el Ser se revela por medio de la intuición. En todo estudio de la ilusión debe recordarse la naturaleza instrumental de la mente y su poder para registrar, con exactitud, interpretar y transmitir el conocimiento que proviene del mundo feno­ménico y la sabiduría que proviene del reino del alma.


2        El método por el cual la humanidad se hace consciente de aquello que no es inmediatamente evidente; método o pro­ceso que ha sido denominado "revelación impuesta", o sea la impresión transmitida a las mentes capaces de recibir esas ideas, seres, planes y propósitos que existen detrás de la escena, por así decirlo, y que son, en último análisis, los factores que determinan y condicionan el proceso mundial. Dichas revelaciones, o impresiones vitales subjetivas, son reveladas por la intuición y no tienen nada que ver con los conocimientos, impresiones e impactos relacionados con los tres mundos de la evolución humana, excepto en la me­dida en que, cuando son captados y comprendidos, han trans­formado constantemente el modo de vivir del hombre, han revelado sus metas e indicado su verdadera naturaleza. Las revelaciones dadas en el transcurso de las épocas e impresas en las mentes de quienes están entrenados para recibirlas, tratan de las grandes cosas universales, en lo que concierne al todo, conduciendo a desarrollar la apreciación de la unicidad de la vida, expresada en forma hilozoísta. ESPEJISMO DK

lunes, 24 de julio de 2017

LA CEGUERA OCULTA

1. La ceguera constituye el preludio de la iniciación en cualquier grado que sea. Durante la última y más elevada iniciación llega a su fin la “tendencia a la ceguera”. La ceguera es natural, innata, inevitable e impenetrable, en las primeras etapas de la evolución. Durante edades el hombre camina en la oscuridad. Luego llega la etapa donde la ceguera normal constituye una protección, pero también entra en una fase donde puede vencerla. La ceguera a que me he referido, técnicamente hablando, es algo diferente. En cuanto el ser humano obtiene la primera tenue vislumbre de ese “otro algo”, y se ve a sí mismo como yuxtapuesto a esa realidad distante e imperceptiblemente sentida, la ceguera mencionada es algo impuesto por el alma al apresurado aspirante, a fin de que las lecciones de la experiencia consciente, del discipulado y posteriormente de la iniciación, puedan asimilarse y expresarse correc­tamente; por su intermedio se protege el apresurado buscador contra un rápido y superficial progreso. Lo que espera descubrir el Instructor interno, y posteriormente el Maestro, es hondura y un profundo “enraizamiento” (si puedo emplear tal palabra), y la “ceguera oculta”, su necesidad, su inteligente manejo y su ultérrima eliminación, forman parte del programa impuesto al aspirante...

La ceguera es por lo tanto, esotéricamente hablando, el lugar del apren­dizaje y está relacionada con la doctrina del ojo, de la garganta y del corazón. No lo está con la tenue visión, la percepción de verdades a medias y los balbuceos del aspirante cuando está aprendiendo a conocerse a sí mismo o cuando visualiza la meta y trata de recorrer el sendero, condición muy familiar a la cual están sujetos todos los principiantes sin poder evitarla, pues es inherente a sus naturalezas. La ceguera oculta es inducida espiritualmente y oscurece la gloria y la prometida realización y recompensa. El discípulo debe depender de sí mismo. Sólo puede ver su problema, su pequeño campo de experiencia y su - para él - débil y limitado equipo. Cuando el profeta Elías habla de dar al aspirante “los tesoros de la oscuridad” se refiere a esa etapa. La belleza de lo inmediato, la gloria de la oportunidad presente y la necesidad de abocarse a la tarea y al servicio, constituyen la recompensa para seguir adelante en la aparentemente impenetrable oscuridad. Para el iniciado, la ceguera es más esotérica; para él no existe en absoluto la luz - ninguna luz terrenal ni tampoco en los tres mundos. Sólo existe oscuridad. El místico lo denomina “la oscura noche del alma”. (18-169/70)

2. Los velos cumplen su cometido; la ceguera nutre y protege, siempre que sea innata y natural, impuesta por el alma o espiritualmente engendrada. Si ha sido ansiosamente autoinducida, si constituye una excusa por el conoci­miento adquirido, si es asumida a fin de evitar responsabilidad, entonces penetra el pecado y surgen las dificultades, y todos ustedes deben protegerse de esto. (18-172)

SIRVIENDO A LA HUMANIDAD. DK