Para ti caminante.

Conocer el camino no nos hace más sabios, andarlo con virtud, nos transforma en maestros.

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domingo, 15 de abril de 2012

Cuanta mayor luz del alma dejamos entrar, mejor funciona el reconocimiento interno, que es una forma de potenciar y utilizar la mentalidad para vivir y trabajar. Ya no se siente uno como una víctima indefensa de las circunstancias, porque el reconociemiento interno nos ayuda a ver por qué tal o cuál cosa ha sucedido y, por lo tanto podemos tomar medidas para evitar su "repetición" y también para predecir cómo ciertas situaciones podrían evolucionar. Por lo tanto, el reconociemiento interno es un instrumento muy valioso en cada uno de nosotros en forma individual y, aún mucho más en el trabajo y las relaciones grupales, en el servicio mundial al enfrentarnos con la necesidad humana con un reconociemiento interior sobre cuál es esta necesidad y cómo solucionarla de la mejor manera y, finalmente lo es también para la humanidad como un todo. "Finalmente, las decisiones finales en los asuntos mundiales deben tomarse mediante la elección premeditada de la humanidad... De un forma única, los hombres están enfrentando hoy un período de liberación del alma humana, o un período de su aprisionamiento por tiempo indefinido; la correcta decisión conducirá hacia el Reino de Dios y, la otra hacia un retroceso que endiosará al pasado y prolongará la errónea acción pasada..." (La Exteriorización de la Jerarquía, PG.643) Urusvati sabe que la hipocresía está basada en la falta de corazón. Ciertamente, el lazo con las esferas superiores está formado mediante el corazón, un corazón generoso en todas sus expresiones. Pero la ira violenta de la falta de corazón es feroz y se expande ampliamente. La gente puede tener intención de herir sólo a uno, pero hieren a muchos. Terrible es el karma de estos necios sin corazón que murmuran sublimes palabras sobre la verdad, siendo que en realidad la difaman. El pensar sin corazón es la plaga de la humanidad. Los filósofos de la antigüedad no incluían a las personas descorazonadas en sus conceptos de gobierno. Platón en su República y Aristóteles en su Política concibieron sociedades organizadas de co-trabajadores inteligentes, y no toleraban tiranos, hipócritas o estafadores. Es imposible imaginar un estado fuerte que consista de hipócritas y estafadores. La hipocresía es incompatible con las creencias y el conocimiento más elevados y una base falsa servirá sólo para una estructura falsa. No aprobamos ni la más leve manifestación de hipocresía y creemos que este vicio engendra todos los otros sentimientos corruptos. (Supermundano I, 244)


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