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jueves, 12 de abril de 2012

La Seguridad de Aquel que así Crea. Podría decir aquí enfáticamente, aunque sea una verdad reconocida, que muy a menudo las personas son destruidas (en sentido oculto y por lo tanto más importante) por sus propias formas mentales. La creación de pensamientos, mediante la concentración y la meditación, es una cuestión muy peligrosa. Esto no debe olvidarse jamás. Existen formas mentales que no poseen suficiente materia de deseos, y al no poder descender envenenan al hombre en los niveles mentales, y lo hacen de dos maneras: 1. Llegan a ser tan potentes en el plano mental, que el hombre cae víctima de lo que ha creado. Ésta es la "idea fija" del psiquiatra; la obsesión que conduce a la locura, la línea de pensamiento centralizada que, eventualmente, aterroriza a su creador. 2. Llegan a multiplicarse tan rápidamente, que el aura mental del hombre se convierte en algo que se asemeja a una nube espesa y densa, a través [i163] de la cual la luz del alma no puede penetrar, y el amor de los seres humanos, las actividades amorosas, bellas y alentadoras de la naturaleza y de la vida, en los tres mundos, tampoco pueden horadarla. El hombre se ahoga, está sofocado por sus propias formas mentales, y sucumbe a la miasma que él mismo ha engendrado. También hay otras líneas de pensamiento que provocan en el cuerpo emocional una reacción de naturaleza ponzoñosa. El ser humano puede seguir cierta línea de pensamiento en relación con su hermano. Engendra odio, envidia y celos, y se manifiesta en tal forma que produce esas actividades en el plano físico que ocasionan la muerte de su creador. Esto literalmente puede suceder en el caso de un asesinato, que la mayoría de las veces es el resultado de la intención cristalizada, o también puede convertirse en una enfermedad. El pensamiento puro, el correcto móvil y el deseo amoroso, son los verdaderos lenitivos de la enfermedad, y cuando el deseo (que anima a muchos) es elevado hasta el pensamiento constructivo, se eliminará gradualmente la enfermedad. Hasta ahora muchos son los que desean y pocos los que piensan. Recuerden que los Grandes Seres no buscan a quienes [e126] sólo desean y aspiran, sino a los que combinan en su deseo la determinación de aprender a usar sus cuerpos mentales y llegar a ser creadores, y a trabajar constructivamente para estos fines. Así se comprenderá por qué, en todos los sistemas de verdadero entrenamiento ocultista, se hace hincapié sobre el recto pensar, el deseo amoroso y el limpio y puro vivir. Sólo así puede llevarse adelante el trabajo creador sin peligro, y sólo así puede descender la forma mental a la objetividad y ser un agente constructivo en el plano de la existencia humana. r5 Tratado de Magia Blanca,DK


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