Para ti caminante.

Conocer el camino no nos hace más sabios, andarlo con virtud, nos transforma en maestros.

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jueves, 8 de noviembre de 2012

El alma, situada en el corazón, es el principio vida, el principio de autodeterminación, el núcleo central de energía positiva, mediante el cual los átomos del cuerpo se mantienen en su correcto lugar y se subordinan a la "voluntad de ser" del alma. Este principio de vida utiliza la corriente sanguínea como su modo de expresión y agente controlador, y mediante la íntima relación del sistema endocrino con la corriente sanguínea, tenemos unidos los dos aspectos de actividad del alma, a fin de hacer del hombre una entidad viviente, consciente y activa, gobernada por el alma, y expresando el propósito del alma en todas las actividades del vivir diario. Por lo tanto, la muerte es literalmente, el retiro del corazón - y de la cabeza de esas dos corrientes de energía, produciendo, en consecuencia, la completa pérdida de la conciencia y la desintegración del cuerpo. La muerte difiere del sueño en que ambas corrientes de energía son retiradas. En el sueño se retira el hilo de energía introducido en el cerebro, y cuando esto ocurre, el hombre queda inconsciente. Con esto queremos decir que su conciencia o sentido de percepción está enfocado en otra parte. Su atención no está ya dirigida a las cosas tangibles y físicas, sino que se desvía hacia otro mundo del ser y queda centralizada en otro mecanismo. Al morir, los dos hilos son retirados o unificados en, el hilo de la vida. La vitalidad cesa de penetrar a través de la corriente sanguínea y el corazón deja de funcionar, lo mismo que el cerebro deja de registrar, y así se establece el silencio. La casa está vacía. La actividad cesa, excepto esa actividad asombrosa e inmediata que es prerrogativa de la materia misma y se expresa en el proceso de descomposición. Desde ciertos aspectos ese proceso indica la unidad del hombre con todo lo material; demuestra que es parte de la naturaleza misma, y por naturaleza querernos decir el cuerpo de la vida una, en quien "vivimos, nos movemos, y tenemos nuestro ser". En esas tres palabras, vivir, mover y ser, tenemos toda la historia. DK r11


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